En su más reciente artículo de opinión, titulado “Miches y el futuro que decimos querer”, Gustavo A. Román plantea con claridad y sentido crítico los enormes desafíos que enfrenta Miches en su proceso de transformación como destino turístico emergente.
Román advierte que, aunque en el discurso todos coinciden en la importancia de la sostenibilidad y la inclusión social, en la práctica predomina el modelo tradicional, reacio al riesgo, escéptico ante la innovación y profundamente marcado por estructuras de poder rígidas.
Con más de 15 años acompañando desde dentro el desarrollo de Miches, el autor señala que uno de los mayores obstáculos es la desconfianza estructural derivada del aislamiento histórico del municipio, lo que dificulta la cooperación entre actores y entorpece la construcción de un desarrollo verdaderamente compartido.
Si bien el turismo ha sido una palanca de crecimiento para muchas regiones del país, Román subraya que la falta de planificación ha provocado arrabalización, degradación ambiental y exclusión, elementos que amenazan con replicarse en Miches si no se actúa con urgencia. Las señales de alerta ya están presentes: desorden urbano, presión sobre servicios básicos, y ausencia de coherencia institucional.

Desde Promiches, se han asumido compromisos concretos, como evitar que las constructoras operen dentro de las comunidades. No obstante, la falta de controles y coordinación del Estado ha permitido un crecimiento desordenado, con impactos tangibles en tiempo récord: acumulación de residuos, estrés sobre la infraestructura básica y afectaciones al entorno natural.
En cuanto a la gestión ambiental, se reconocen avances importantes como el Plan de Conservación de Playa Esmeralda, el programa Protortuga y el monitoreo de ballenas, liderado por CEBSE y FUNDEMAR. Sin embargo, el autor insiste en que los esfuerzos de conservación deben iniciar antes o junto con los proyectos turísticos, no después, cuando los daños ya están hechos y los costos de restauración se elevan considerablemente.
Román también hace un llamado a superar la miopía ambiental que se enfoca solo en hoteles y playas, ignorando los impactos de otras actividades en zonas como ríos, montañas y lagunas, donde también hay graves afectaciones ambientales sin suficiente atención institucional.
Finalmente, el artículo lanza una advertencia clara: el sistema de agua es frágil, la electricidad insuficiente, la gestión de residuos inexistente y los recursos para seguridad ciudadana son limitados. En este contexto, organizar a las comunidades y fortalecer los gobiernos locales no es una opción, sino una urgencia.
Miches aún tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo de turismo más justo, más inteligente y mejor adaptado a los desafíos del presente, concluye Román. Pero para lograrlo, se requiere una acción real del Estado, una implicación auténtica de los inversionistas, y una voluntad firme de las comunidades y autoridades locales para mirar más allá del interés inmediato.
El presente no puede robarnos la visión del gran futuro que tenemos entre las manos
Por Gustavo A. Román – Director Ejecutivo de Promiches
Especialista en desarrollo turístico sostenible, relaciones públicas, comunicación externa, manejo de stakeholders, negociación y liderazgo.
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