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jueves 30 noviembre 2023

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Las 5 variables involucradas en la manifestación de conductas deseada del colaborador

La conducta humana es el resultado final de un proceso adaptativo, con marcados correlatos cerebrales, que se disparan frente a los estímulos que nos llegan tanto del medio externo donde estemos, así como de nuestro interior

Osvaldo Torres Cruz
Osvaldo Torres Cruzhttps://hotelguestexperience.com
El Licenciado Osvaldo Torres es Máster en Neurociencias, Fundador y Director de la Consultora Hotelería de la Experiencia. Coach, Formador y Consultor. Creador de los conceptos Hotelería de la Experiencia y Neurohotelería www.hotelguestexperience.com

SOSTENIBILIDAD

Por: Osvaldo Torres.- Según mi experiencia como coach, consultor y formador considero que uno de los desafíos más grandes que enfrentan los líderes de equipos es lograr que estos manifiesten conductas congruentes con el logro de los objetivos empresariales, pues es conocido que es un factor determinante tanto para el éxito de su gestión de liderazgo, así como de la empresa en el mercado.

Desafortunadamente en muchos equipos de trabajo no todos los miembros llegan a manifestar estas conductas deseadas y los líderes lo ven como un gran problema y siempre les digo, en modo de cierto alivio, que la conducta manifestada no es el “problema” sino la manifestación del problema en si mismo.

La conducta humana es el resultado final de un proceso adaptativo, con marcados correlatos cerebrales, que se disparan frente a los estímulos que nos llegan tanto del medio externo donde estemos, así como de nuestro interior. Para poder comenzar a comprender la conducta humana debemos de partir del conocimiento de cuáles son las variables que están involucradas en su manifestación y entre estas tenemos:

  1. El estímulo.
  2. El grado o nivel de alerta del cerebro del empleado frente al estímulo.
  3. La interpretación del estímulo desde el punto de vista de sus recursos cognitivos.
  4. La respuesta emocional resultante del proceso interpretativo.
  5. La percepción de recompensa.

Les comparto una primera aproximación de cada una de ellas

El estímulo

Para que una conducta se manifieste tiene que producirse un estímulo que provoque disparo o activación de neuronas que involucran descargas eléctricas (potenciales de acción) y liberación de sustancias químicas (sinapsis) y activen las fibras musculares del empleado y comience entonces la acción.

Por lo tanto, debemos de considerar la fortaleza del estímulo para activar las neuronas y esta dependerá de factores tales como: tipo, intensidad, frecuencia y duración del mismo.

En muchas ocasiones no se manifiesta la conducta en el empleado pues el estímulo no cumple con lo requerido y entonces es cuando el líder necesita saber que es el momento de variar el estímulo.

El grado o nivel de alerta del cerebro del empleado

El objetivo fundamental del cerebro es de garantizar la sobrevivencia del individuo, para lo cual está constantemente evaluando el medio circundante en búsqueda del peligro para alejarse o defenderse y del placer para acercarse.

Para poder lograr realizar esta función de manera eficiente necesita tener un grado o nivel de alerta el cual dependerá en gran medida de la cantidad de recursos energéticos que disponga, en otras palabras, a mayor cantidad de energías mayor capacidad de respuesta.

El déficit energético provocado por una sobrecarga tanto física como mental durante la jornada laboral del empleado generará un nivel de stress que disminuirá el grado de alerta del empleado frente a los estímulos que los rodea y por consecuente una merma en su respuesta conductual.

Los líderes de equipos deben de prestar atención a la búsqueda de un equilibrio del gasto energético físico y mental de sus liderados para crear cargas de trabajo compatibles con el logro de los objetivos.

La interpretación del estímulo

El trabajador de una empresa está forjado por sus creencias, modelos mentales, aprendizajes y experiencias previas las cuales influirán en la interpretación de los estímulos que le llegan del mundo exterior.

El cerebro humano moldea e interpreta el mundo externo a partir del diseño interno que ya tiene prestablecido y esta interpretación desde adentro hacia afuera determinará el tipo y manifestación de su conducta adaptativa.

El líder de un equipo de trabajo debe de conocer el mundo interno de cada uno de sus liderados para poder conocer el repertorio de recursos interpretativos (cognitivos) que disponen y movilizar aquellos que sean congruentes con la conducta deseada esperada.

En algunas oportunidades la conducta esperada no se manifiesta pues el liderado carece de los recursos cognitivos necesarios para que se manifieste y es el líder el que debe de guiar y acompañar al liderado en su adquisición a través del aprendizaje.

Las emociones

El ser humano es un ser emocional pues las emociones son respuestas adaptativas al mundo que nos rodea. Las emociones provocan reacciones químicas en el interior del cuerpo que pueden actuar como motivadores, reforzadores o inhibidores de la conducta manifestada.

La emociones apetitivas o placenteras estimulan la conducta humana mientras que las aversivas las inhiben. Existe una memoria emocional donde se almacena la valencia emocional de cada evento que hemos guardado como una memoria y esta se utiliza como referente para evaluar los estímulos que nos van llegando constantemente.

Conocer cuáles son los patrones emocionales que se activarán en el cerebro de cada empleado frente a posibles estímulos le permite al líder de equipos anticiparse a la emoción que se desencadenará y prever la posible conducta manifestada.

La percepción de recompensa

En el mundo empresarial existe una relación que todos conocemos: costo/beneficio y también está presente en el cerebro humano.

El cerebro presta especial atención a los recursos que dispone para poder llevar acabo su función fundamental antes descrita y a pesar de solo tener un peso de 1,5 kgs aproximadamente consume el 20 % de las energías de nuestro organismo.

Frente a cada conducta el cerebro evaluará cual es costo de la misma, la disponibilidad de recursos que tiene en función de los que la conducta le exige movilizar y, sobre todo, si existe un beneficio o recompensa detrás de la conducta que sea congruente con la esperada.

El líder de equipo debe de conocer cuál sería la recompensa esperada de cada empleado para utilizarla como un reforzador positivo de la conducta manifestada.

Un líder de equipo al formarse en Neuroliderazgo adquiere toda una serie de aprendizajes que le permite hacer más eficiente y efectiva su gestión de liderazgo pues comienzan a liderar desde el conocimiento del funcionamiento del cerebro de cada trabajador y así lograr que estos quieran hacer lo que hay que hacer para alcanzar los objetivos.

Online Plus. Por: Osvaldo Torres, Director Consultora Hotelería de la Experiencia

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