Mirando a la distancia y luego de 47 años, desde que el gran pionero Don Frank Rainieri se empeñara y luchara contra viento y marea para que Punta Borrachón (cómo se llamaba a esta zona en los años 50 y 60) se convirtiera hoy en día en el gran destino turístico que es Punta Cana, el camino que se recorrió se vio plagado de obstáculos, tenacidad, lucha y un sueño que siempre estuvo en la mente de los primeros visionarios que descubrieron este paraíso en la tierra.

Cuando en el año 1969, el joven Rainieri con apenas 24 años de edad desembarcó en la zona, muchos pusieron en duda el éxito de su aventura, llegando incluso a decir en círculos íntimos que “a Frank el sol del Este le cayó mal”, pero con el paso del tiempo, el apoyo de un grupo de inversionistas liderados por el abogado estadounidense Theodore Kheel, decisiones acertadas, tenacidad y algo de suerte que siempre se necesita en este tipo de aventura, Frank fue perfilando su gran proyecto y un destino que pasó de una decenas de pequeñas cabañas en la playa, a recibir más de 3 millones de turistas anualmente.
Posibilitado por el Aeropuerto Internacional y principalmente por el desembarco de las primeras grandes cadenas hoteleras españolas, que contribuyeron en gran medida en la expansión a unas 40,000 habitaciones de la actualidad.
Punta Cana – Playa Bávaro, la historia
La historia de Punta Cana está íntimamente ligada al nacimiento del turismo en Playa Bávaro, sin esto la zona turística como la conocemos hoy en día, no hubiera sido posible. La historia contada por sus propios protagonistas dan cuenta que todo comenzó en la primavera de 1982, cuando durante una visita a Puerto Rico de un grupo de empresarios de Baleares, uno de ellos, el inquieto Don Gabriel Barceló, decidió aprovechar el viaje para visitar la vecina República Dominicana.
Tras conocer zonas como La Romana y Puerto Plata, y ya dispuesto a dejar la isla por el Este, por la pequeña ventanilla del aeroplano en que se trasladaba, vislumbra maravillado lo que venía a buscar, kilómetros de playas de arena blancas, mar turquesa y una interminable hilera de cocoteros, paraíso que luego bautizaría como Playa Bávaro.
Queriendo conocer un poco más de cerca ese paraíso, Gabriel Barceló, ordena al piloto que busque un lugar cercano para aterrizar de inmediato, lo más próximo que encontraron fue una diminuta pista un poco más al sur, pequeño aeródromo de caliche mejorado que ya era utilizado por el pionero Frank Rainieri, para traer amigos y allegados a sus rudimentarias cabañas instaladas en lo que en ese tiempo se llamaba Punta Borrachón y anteriormente por los Taínos ¨Yauya¨, produciendo un encuentro casual, que fue el inicio de una historia que aún hoy, sigue repercutiendo y generando inversiones en lo que conocemos como el destino más pujante del país y el Caribe.

Cuando por fin Don Gabriel Barceló, luego de horas de andar por playas desiertas, selva y caminos vecinales, pudo recalar en las tierras de ¨Gabito¨(hoy Playa Bávaro), allí encontró una imagen que ni en sueños se hubiera imaginado. Tras pasear por los siete kilómetros de “arena blanca como polvo de talco y agua cristalina”, tal como la describió el mismo empresario, decidió que era el lugar ideal para que su compañía, el Grupo Barceló, iniciase su expansión fuera de España.

Pero se lo guardó para sí, ya que como recuerda el libro ¨Los Visionarios del Caribe¨, de Mario Morales y Juan Luis Ruiz, “el terreno con esa maravillosa playa pertenecía a un grupo de 12 ó 15 personas, la mayoría cubanos exiliados y dominicanos, que lo habían comprado para hacer negocio. Ellos no tenían previsto desarrollar nada en aquella zona y no demostré ningún tipo de entusiasmo para evitar aumentar el precio del terreno”, contaba Barceló. La parcela, de siete millones de metros cuadrados con 1,9 kilómetros de frente de playa, era magnifica pero tenía un inconveniente, no había carretera ni camino de acceso.
Primer hotel en Playa Bávaro
Para comenzar con este periplo en el año 1983 Don Sebastián Barceló, hermano de Gabriel, se instala en el poblado de Higuey cercano a 40 km de Punta Cana, donde toma en gestión el gubernamental Hotel El Naranjo. Desde allí comenzó sus planes y a reunir tropas para la incursión a las inhóspitas playas que había conocido Gabriel meses antes y comprado luego. Es allí y en esa época que conoce, al por entonces joven y emprendedor constructor Leonel Taveras. Un aliado que además de facilitarle mano de obra y proveerle de la maquinaria pesada, lo contactó con la política local y le facilitó el trámite para la aprobación del Gobierno, de los permisos necesarios para poder construir su proyecto y de las faltantes carreteras de acceso, tanto desde aquel pequeño aeródromo de Rainieri, como desde Higuey.
Barceló fue la primera cadena internacional en instalarse en esta parte de la isla entusiasmados por la escasa competencia, pero sabiendo también que los riesgos eran grandes. El huracán David había causado graves destrozos en un país aún por construir, pero a pesar de todo, Barceló, cuya política de inversiones era entonces un tercio de recursos propios y el resto de financiación bancaria, confió en su intuición y en la gente local que lo recibió, desde el primer día, con los brazos abiertos, según cuenta.[pullquote]Barceló gastó un millón de dólares en alimentar a los obreros que construyeron el primer hotel de Bávaro[/pullquote]
El 7 de enero de 1984 comenzaron las obras del Hotel Barceló Beach, lideradas por Sebastián Barceló, que para agilizar construyó barracones para los obreros quienes además, recibían comida gratis y salarios por encima de la media del país. En un año, el presupuesto en comida alcanzó el millón de dólares de la época. La compañía española tuvo que instalar además una central eléctrica, una depuradora de aguas residuales, lavandería, panadería e, incluso, un economato, para cubrir las necesidades de su nuevo negocio.

Apenas 13 meses después, en febrero de 1985, Barceló inauguró el primer hotel español en Playa Bávaro, República Dominicana, que recibió a sus primeros clientes canadienses, con un precio de 30 dólares por persona en régimen de media pensión. Al mes de estar abierto, la ocupación era del 100%, por lo que, en junio de ese mismo año, los Barceló decidieron ampliar el complejo de 400 a 600 habitaciones.
Construcción del Aeropuerto Internacional y nacimiento del Grupo Puntacana
Algo adelantado a estas primeras inversiones de grupos españoles, Frank Rainieri no descansaba y seguía trabajando en su Punta Cana Club, comenzado a construir en 1971 y que consistía en 10 cabañas de 2 habitaciones, una casa club, un pequeño poblado para empleados, una planta eléctrica y una rústica pista de aterrizaje para avionetas.

A plena capacidad, este pequeño hotel podía acomodar 40 personas, pero nunca alcanzó el máximo, ni tampoco fué lo suficientemente rentable, pero sí demostró que la propiedad tenía un gran potencial, contó luego Rainieri.
Con el correr de los años Frank Rainieri proseguía sin descanso con su aventura ahora impulsada por la llegada en 1979 de la compañía francesa Club Mediterranée (Club Med), convencidos por el propio Frank y su socio Ted Kheel de instalar uno de sus innovadores resorts en esta inhóspita parte de la isla, dentro de los 48 kilómetros cuadrados que estos ya poseían.
Para ello, la Compañía de Desarrollo Turístico, Residencial e Industrial, S.A. (CODDETREISA) que ya comandaba Rainieri, le vende una porción de terrenos sobre la playa detrás de la pequeña pista de aterrizaje, que para esa época ya recibía algunas avionetas por semana que traían provisiones y unos pocos turistas aventureros que se hospedaban por pocos días en las cabañas del Punta Cana Club.

Ya en 1981 se inaugura el hotel Club Mediterranée Punta Cana de 200 habitaciones y en sociedad con el incipiente Grupo.
Con el hotel Barceló Beach funcionando a tope y con la posibilidad de expansión a corto plazo Don Sebastián Barceló se reúne con Frank Rainieri y este le promete que en poco tiempo obtendría los permisos para agrandar el pequeño aeródromo y lo convertiría en un aeropuerto internacional.

Palabra que Don Frank cumplió y como primera medida, agrandaron la pista que posibilitó la llegada de los primeros vuelos netamente turísticos desde Santo Domingo, trasladando en poco tiempo de viaje a los intrépidos turistas canadienses y franceses que antes tenían que afrontar unas 7 horas de carreteras y malos caminos para llegar hasta este paraíso.
El siguiente y más importante paso de Rainieri fue solicitar al gobierno dominicano la autorización para la construcción de un aeropuerto internacional privado. Luego de varios años de idas y venidas, y de la oposición de un sector de la política, el gobierno de Salvador Jorge Blanco otorgó finalmente el permiso de construcción. El Aeropuerto de Punta Cana, ahora Internacional, se inauguraba formalmente el 17 de abril de 1983 cuando recibe, en su flamante pista, un bimotor turbo hélice procedente de San Juan de Puerto Rico.
Con la inauguración del Aeropuerto Internacional llegó el verdadero desarrollo y el boom a Punta Cana, porque hora se pudo acceder a mercados internacionales directamente, sin depender de otros aeropuertos y de largos viajes en las rudimentarias y peligrosas carreteras con las que contaba el país por esos días.

En el primer año de su funcionamiento, sorprendentemente el flamante aeropuerto movilizó unos 5.000 pasajeros. Hoy son 7 millones de personas al año que transitan por este, siendo el octavo más importante de toda América Latina en pasajeros internacionales movilizados.
El paso definitivo a la internacionalización y la consolidación del Grupo como lo conocemos actualmente se da en el año 1997, cuando el cantante español Julio Iglesias y el reconocido modisto dominicano Oscar de la Renta se unen a Kheel y Rainieri como socios mayoritarios del Grupo Puntacana, aportando una vidriera internacional que continúa dando que hablar hasta la fecha.

Luego de 47 años de vida el Grupo Puntacana cuenta con más de 2 mil colaboradores y está compuesto por empresas de diversos rubros tales como: El aeropuerto más importantes del país, hoteles, campos de golf, restaurantes, empresa de servicios (energía, agua y desechos), empresa de seguridad y lavandería comercial, proyectos turísticos inmobiliarios, colegio, iglesia y la Fundación Puntacana.
El Gobierno dominicano y su aporte
Con el aeropuerto de Punta Cana creciendo a toda marcha y el empuje que le daba Frank Rainieri a la zona, el Gobierno dominicano, incrédulo pero consciente de que la inversión de estos empresarios internacionales (mayoritarios españoles) podía traer el motor económico que necesitaba al retrasado Este del país, concedió el permiso para levantar el aeropuerto internacional y algunas ventajas fiscales para la instalación de grandes resorts y hoteles.
Entre ellas, la exoneración de impuestos para la importación de materiales y productos (básica para la fase de construcción de los hoteles y para alimentar a los huéspedes hasta que el destino se popularizase), así como la concesión de un periodo de diez años para no pagar impuestos sobre los beneficios.
Sin embargo, estas facilidades económicas no fueron el factor determinante que animó al resto de grupos hoteleros españoles a seguir la senda abierta por los pioneros. El boca en boca y la buena relación entre esos primeros emprendedores contagiaron el entusiasmo de unos a otros.
Llegan los demás
Sol Meliá
En paralelo, otra cadena hotelera balear, Sol Meliá, comenzaba a escribir su historia internacional justo al otro lado del mundo, en Bali. Ese primer proyecto contó con el respaldo económico del Banco Mundial, que a cambio puso una única condición: que fuese parte de un plan general de desarrollo de toda esa isla. La consigna básica era que el lujo es el espacio, lo que, en el caso del hotel, se tradujo en amplios espacios abiertos y pocos edificios, que se mimetizaran con el entorno. Ésta fue la idea que, poco después, la empresa de la familia Escarrer puso en práctica también en Playa Bávaro, a donde llegó en 1987 con el Meliá Bávaro Resort.
Fiesta Hoteles
Al dúo Barceló-Escarrer se unió pronto la familia Matutes, que un año después de la apertura del Hotel Barceló Beach se hizo con una finca de 500 hectáreas (1985). Aunque su Complejo de Playa Bávaro no comenzó a desarrollarse hasta 1992, antes, en 1989, la saga ibicenca, encabezada por el ex ministro de Exteriores Abel Matutes, compró el Hotel Dominican Fiesta en la capital Santo Domingo, con el propósito de que sirviera como cabeza de lanza en el país y en el que invirtió unos 50 millones de dólares.
[pullquote]La inversión acumulada actualmente que la cadena de Matutes, Palladium Hotels & Resorts (antes Fiesta Hoteles), se sitúa en torno a 780 millones de euros.[/pullquote]
Hoteles Riu
En 1990 Luis Riu hijo, dejó su trabajo en Canarias, a petición de su padre, para trasladarse a Punta Cana y dirigir personalmente la construcción de los cinco hoteles que habían proyectado en un terreno de 800.000 metros cuadrados en la denominada Playa de Arena Gorda, paraje a mitad de camino entre Playa Bávaro y La Ceiba del Macao.
Sus inicios tampoco fueron fáciles ya que sólo disponía de un contenedor que hacía las veces de cocina, comedor y oficina, incluso tardó meses en tener teléfono. Entre las muchas anécdotas que se cuentan, la más recordada es la que Luis Riu fue detenido por derribar palmeras cuando construía una carretera para acceder a su propiedad, aunque logró salir indemne de la incómoda situación, no se salvó de un traslado a Higuey en la parte trasera de una desvencijada camioneta del delegado de medioambiente y pasar una noche en un calabozo del destacamento de esa ciudad.
Luis Riu, ya a punto de comenzar su obra y cansado de que se retrase el traslado de materiales y obreros a su propiedad por los malos caminos, además de tener que el mismo trasladarse en su caballo por la playa para realizar cualquier trámite o reunirse con sus pares, pidió a sus colegas Fluxá, Escarrer y Matutes, realizar una carretera que uniera sus complejos. La financiaron entre los cuatro, Riu la diseñó y Barceló con Leonel Taveras se encargaron de hacer realidad la Carretera Arena Gorda, hoy Av, Estados Unidos, una de las principales del destino y que cruza la popular barriada del Hoyo de Friusa.
[pullquote]“La construcción era más barata en República Dominicana que en México, pero los gastos diarios, personal, comida, luz y agua no”, confesaba Luis Riu en Los visionarios del Caribe[/pullquote]
En 1991 finalmente se inauguró el Hotel Riu Taino, propiedad que marcó el gran crecimiento de la cadena en el Caribe. Llegando a poseer en la actualidad 6 hoteles en el destino Punta Cana, uno de ellos el Riu República de 1,000 habitaciones, que por sus dimensiones, tuvo que ser construido fuera del complejo original.

Iberostar
Miguel Fluxá, fundador de la cadena Iberostar, pagó 40.000 dólares (31.180 euros) por cada habitación de su primer hotel en Punta Cana, el Iberostar Bávaro Resort, gran diferencia de los 180.000 dólares (140.300 euros) que se requieren hoy en día.
Iberostar creció también al ritmo de la demanda, siempre unido a esa primer camada de hoteleros y convirtiéndose con el pasar de los años en una de las más importantes en la zona, con el Iberostar Bávaro Grand como estandarte de la nueva hotelería de lujo en el destino.
La llegada no se detiene
Una vez que quedó patente que la apuesta de los pioneros en Punta Cana había sido más que acertada, otras compañías de menor tamaño en esos días cruzaron el charco, como Occidental, NH, Hotetur, Blau, H10 y Catalonia Hoteles, para luego recalar las más modernas Princess, Majestic, Bahía Príncipe y Excellence, apostando por un destino que con el tiempo llegó a convertirse en un ejemplo de visión, tenacidad y trabajo duro que posibilita que hoy en día, un país entero se beneficie de un sector que se convirtió con el correr de los años, en gran sostén y locomotora del crecimiento económico de R. Dominicana.
Punta Cana Bavaro Online
Por Marcelo Ballester con aportes del libro ¨Los Visionarios del Caribe¨, de Mario Morales y Juan Luis Ruiz; Reportaje en Reportur a Gabriel Barceló en 30 años a su llegada al Caribe; Blog Puntacanablog.com; puntacana.com; archivos propios de Punta Cana Bavaro Online. Imágenes de archivo y Fuente Externa