Punta Cana.- La reciente escalada en la guerra arancelaria liderada por Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha generado incertidumbre en diversos sectores económicos de América Latina. Según un informe de Moody’s Analytics, México y Brasil son los países más expuestos a las políticas arancelarias de EE.UU., con aranceles del 10% y 5% respectivamente, lo que podría desencadenar represalias y afectar el comercio regional.
En este contexto, el sector de hospitalidad de Punta Cana, uno de los destinos turísticos más importantes del Caribe, enfrenta desafíos derivados de la volatilidad económica y la incertidumbre financiera. La dependencia del turismo internacional, especialmente de mercados como Estados Unidos y Europa, hace que el sector sea vulnerable a cambios en los flujos de turistas y en los costos operativos.
Sin embargo, la situación también presenta oportunidades para el sector. La diversificación de mercados emisores de turistas, la promoción de la sostenibilidad y la inversión en infraestructura de calidad pueden fortalecer la resiliencia del destino. Además, la colaboración entre el sector público y privado es esencial para implementar estrategias que mitiguen los impactos negativos y aprovechen las oportunidades emergentes.
La Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (ASONAHORES) y el Ministerio de Turismo han reiterado su compromiso con el desarrollo sostenible del sector, enfocándose en la capacitación del personal, la mejora de la calidad de los servicios y la promoción de Punta Cana como un destino seguro y atractivo.
En conclusión, aunque la guerra arancelaria representa un desafío para el sector de hospitalidad de Punta Cana, la adaptabilidad, la innovación y la colaboración estratégica serán claves para superar las adversidades y asegurar un crecimiento sostenible en el futuro.
La guerra arancelaria beneficiaría a algunos sectores de la economía latinoamericana, de acuerdo la calificadora de riesgo Moody’s. Las industrias mexicanas que cumplen con el T-MEC; el cobre y la celulosa chilenos y los commodities agrícolas de proteína, que podrían ver incrementada la demanda de China, por citar algunos.
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